martes, 29 de diciembre de 2015

El movimiento y la inercia.



Es importante recordar al filósofo y científico Aristóteles, quien desde tiempos remotos en la Antigua Grecia, clasificó el movimiento en dos clases principales: el movimiento natural y el movimiento violento. 

Según lo señalado por Paul Hewitt en su libro Física Conceptual, Aristóteles aseguraba que el movimiento natural surgía a partir de la naturaleza de los objetos, dependiendo de la combinación que éste tenía con los cuatro elementos (agua, aire, tierra y fuego), mientras que el movimiento violento se debía a fueras de empuje, es decir es un movimiento que surge porque alguien más se lo impone. 




No obstante estas teorías de Aristóteles, un nuevo estudioso Galileo, el llamado <padre de la astronomía moderna> señaló que a falta de una fuerza que impulsara un objeto, éste seguiría moviéndose, ya que el hecho de que un objeto resistiera cambios en su propio movimiento era debido a la inercia del mismo. Así con esas bases, Newton como físico, e inventor que era formuló su teoría llamada Ley de Inercia que refiere: "Todo objeto continúa en su estado de reposo o de movimiento uniforme en línea recta, a menos que sea obligado a cambiar ese estado por fuerzas que actúen sobre él".

Por ende, resulta que la inercia, es una propiedad de los cuerpos para permanecer en un estado de reposo, es decir es su capacidad de resistir cambios, siempre que la fuerza sea equivalente a cero. 


En este sentido y hablando en un plano del día a día, es que resulta que el movimiento en nuestras vidas resulta fundamental, ya sea como una fuerza natural o impuesta, para no permanecer en la inercia que mantiene a los cuerpos en un estado de reposo inicial. 

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